Una vez que se entiende el juego familiar, los valores, límites, roles y estilo comunicacional de la misma se puede diseñar el formato más adecuado de terapia (por ejemplo: ver por separado a los padres y a los hijos, citar solo a algún miembro de la familia etc).

Un hijo adolescente “descarriado”, hijos con sintomatología diversa, problemas de comunicación en la familia, parejas con problemas de autoridad frente a los hijos, situaciones de cambio… en ocasiones el síntoma de un miembro de la familia no remite porque el problema está en la dinámica familiar.